Así que os podéis imaginar que me está costando un poco el tema del idioma. Y eso me lleva a echar de menos absolutamente cualquier cosa que me recuerde a casa. Por eso, y aunque creo que solo había comido dos veces huesos de santo en mi vida, cuando la semana pasada vi que tenia una cajita de los mismos que mi marido me había traído de Madrid, me emocioné muchísimo, me los comí todos, y decidí que tenía que reproducirlos.
No tenía ni idea de como se hacían, pero por suerte tengo en mi poder este libro que perteneció a la abuela de Javi (es de 1930), y de ahí saqué la receta (no creáis que ha sido fácil, que a ver quién sabe cuanto es ''un poco de agua'', o cuantos grados tiene que hervir un ''almíbar'' sin más señas. Si no fuera por san google, a saber qué hubiera salido...)
Así que este año, para sentirme cerca de casa, me voy a poner ciega a castañas, panellets, y a huesos de santo.
Yo los he hecho clásicos, y luego he inventado un par de variaciones: capuccinos, y de chocolate y avellana. Os dejo la receta de estos últimos, que son los que me han gustado más. Están para morirse!!
INGREDIENTES Y PREPARACIÓN
PARA EL MAZAPÁN
(con estas medidas me salieron ni más ni menos que 47 huesos de santo... si sóis pocos en casa haced la mitad)
- 250 gr de almendra molida
- 75 gr de avellana molida
- 200 gr de azúcar
- 100 ml de agua.
En primer lugar, preparamos un almíbar con el azúcar y el agua. Cuando el almíbar llegue a 115º (o punto de bola floja), lo retiramos del fuego, y añadimos la almendra y la avellana previamente mezcladas.
Trabajamos la masa con un robot de cocina, o sobre una superfície embadurnada con azúcar glass, para que no se pegue ( es súper pegajosa!!)
Cuando tengamos una masa, que a pesar de ser pegajosa, sea lisa, hacemos una bola, la envolvemos en film, y la metemos en la nevera. (en el libro indicaba que con una hora de nevera bastaba, pero yo lo tuve toda la noche, y lo trabajé a la mañana siguiente)
Sacamos la masa de la nevera, y la alisamos con un rodillo (yo la coloqué sobre un papel de hornear, y usé el rodillo antiadherente de fondant, os lo recomiendo, porque a estas alturas la masa sigue siendo un poco pegajosa!!).
Cuando la hayamos extendido (que quede de forma más o menos rectangular), marcamos toda la masa con rallas verticales, con ayuda de un palito (yo usé una brocheta de pinchito) previamente bien untada con azúcar glass, para que no se os pegue.
Y ahora cortamos cuadraditos del tamaño que queramos (que no sean muy grandes, que los huesos de santo suelen ser pequeñines).
Con ayuda de un palillo chino (o algún palo gordito que tengáis por casa), le damos al cuadradito forma cilíndrica. Lo enrollamos sobre el palo, sellando los extremos con las manos.
Y los dejamos secar (yo los tuve dos horas secando al aire)
PARA LA CREMA DE YEMA Y CHOCOLATE
- 5 yemas
- 1 cucharadita de cacao puro en polvo
- 125 gr de azúcar
- 50 ml de agua
Batimos un poco las yemas, y las ponemos al baño maría.
Mientras tanto, hacemos un almíbar con el agua y el azúcar. Cuando alcance los 110º (punto bola floja, también), se lo añadimos a las yemas, mientras removemos.
Mantenemos la mezcla al baño maría durante una media hora, removiendo frecuentemente, hasta que espese mucho.
Cuando la retiremos del fuego, le añadimso la cucharadita de cacao, y removemos para que se integre bien.
Y ahora se trata solamente de rellenar nuestros cilindros de mazapán, con ayuda de una manga pastelera.
Una vez que los tenemos rellenos, preparamos un glaseado con azúcar glass y agua (los que me trajo Javi tenían una capa de glaseado muy muy gruesa para mi gusto, yo he hecho una glasa más líquida, que bastante azúcar llevan ya), con la proporción que nos guste (a más azúcar, más espeso), y bañamos los huesitos en ella.
Los dejamos secar en una rejilla, y listos para comer!!
Son un poco laboriosos, la verdad, pero una vez al año, vale la pena hacerlos!!
Espero que os gusten!!